Abordar la desigualdad en el lugar de trabajo no sólo beneficia a los empleados desatendidos, sino que también es bueno para la economía y la sociedad en general.

escritorios alineados en una oficina

La crisis sanitaria por COVID-19 ha puesto de manifiesto muchas debilidades sociales y económicas para las empresas de todos los sectores, con informes sobre el retroceso de la igualdad de género en el transcurso de la pandemia.

El año pasado, McKinsey publicó un informe en el que se detallaba cómo la desigualdad de género en el lugar de trabajo se veía agravada por el COVID-19.

A la luz de esta investigación, consideramos cómo la revisión de las desigualdades en el lugar de trabajo, en particular las que tienen que ver con el género, debería ser una parte importante de las estrategias de recuperación de las empresas tras el COVID, junto con los planes de reducción de costos y los cambios para ayudar a proteger a la empresa contra futuros riesgos.

 

El efecto de COVID-19 sobre las mujeres en el lugar de trabajo

Incluso descontando los efectos nocivos del COVID-19, la igualdad de género en el trabajo iba a la zaga de la igualdad de género en la sociedad.

Según la investigación de McKinsey, los puestos de trabajo de las mujeres fueron más vulnerables a los desafíos planteados por la pandemia, con una tasa estimada de pérdida de empleo que alcanzó 1,8 veces más que la tasa global de pérdida de empleo masculino.

Las mujeres también están desproporcionadamente representadas en los sectores más afectados, como los servicios de alimentación, el alojamiento y el comercio minorista: sus puestos de trabajo corren un 19% más de riesgo que los de los hombres debido al tipo de funciones que asumen.

También se indica que las mujeres asumen alrededor del 75% del trabajo de cuidados no remunerado en todo el mundo, incluyendo el cuidado de los niños, el cuidado de los ancianos y el trabajo doméstico en general, todo lo cual se hizo más urgente durante la pandemia. Esto afecta negativamente al número de mujeres que forman parte de la población activa y a su probabilidad de acceder a puestos técnicos y de liderazgo.

Muchos piden que los responsables políticos reconozcan y respondan al impacto desproporcionado de la crisis en las mujeres mientras se reconstruyen las economías.

 

Los beneficios económicos de la igualdad de género

Pero, ¿por qué debería importarle esto a los gobiernos y a las empresas en sus esfuerzos por recuperarse?

En pocas palabras, dar prioridad a la paridad de género es bueno para el crecimiento económico. Las empresas que invierten en los cambios pertinentes abren el camino a más oportunidades.

McKinsey ha modelizado una serie de escenarios que esbozan diversas predicciones para el PIB mundial en relación con las respuestas a la igualdad de género. Si se toman medidas inmediatas para abordar los problemas de desigualdad, se prevé que para 2030 el PIB mundial podría experimentar un aumento de 13 billones de dólares en comparación con la inacción.

Dar prioridad a estas cuestiones lo antes posible beneficia a todos. Las empresas que no prestan atención a la diversidad, ya sea en relación con las desigualdades de género o de otro tipo, limitan sus perspectivas, su reserva de talento y el acceso a un conjunto de habilidades diversas, lo que impide su capacidad de resiliencia.

Una postura proactiva para abordar la paridad en el lugar de trabajo y reconocer su importancia es esencial para las empresas de todos los tamaños.

 

¿Cómo pueden las empresas solucionar la desigualdad en el trabajo?

Siempre podemos hacer más por la igualdad, sobre todo porque la pandemia ha impulsado a muchas empresas a pensar en cómo pueden adaptarse y adoptar el cambio para mejorar.

En el último año, se ha hecho especialmente evidente que los empleadores deben abordar el nivel desproporcionado de cuidado infantil no remunerado que realizan las mujeres y tomar medidas para mitigar el desequilibrio cuando sea pertinente.

Es necesario un cambio en el lugar de trabajo y en las normas sociales sobre quién se espera que haga el trabajo de cuidado no remunerado y quién puede mantener su trabajo cuando éste se ve amenazado.

También es importante entender cómo la automatización puede afectar desproporcionadamente a las mujeres. Aunque la automatización afecta tanto a los hombres como a las mujeres, éstas pueden tener dificultades a la hora de realizar cambios en su carrera, ya que es más probable que se enfrenten a barreras cuando se les ofrecen oportunidades para adquirir nuevas habilidades o pasar a desempeñar funciones de liderazgo.

Los líderes empresariales deben evaluar cómo pueden facilitar la paridad y permitir que las mujeres u otras personas que se enfrentan a la desigualdad en el lugar de trabajo obtengan igualdad de oportunidades en un mundo post-COVID.

Para ayudar a garantizar que los cambios necesarios en la actitud y las operaciones se hagan realidad, las empresas deben reevaluar sus planes de recuperación. Las estrategias efectivas de reducción de costos son una parte integral para asegurar que su empresa tenga acceso a los recursos que necesita para cambiar a mejor y crecer.

Póngase en contacto con nuestro equipo de expertos de Expense Reduction Analysts para saber cómo podemos ayudar a su empresa a entrar en el próximo periodo de recuperación.