El sector sanitario ha sufrido más turbulencias que ningún otro sector en los dos últimos años. Siendo una industria que evoluciona con rapidez, llena de constantes retos, no es suficiente basarse únicamente en ahorros marginales de eficiencia para alcanzar el éxito.
Actualmente, los sistemas sanitarios se dedican a la gestión de costos, pero se centran únicamente en recortar gastos e intentan buscar activamente la previsibilidad financiera dentro de un sector inherentemente impredecible.
Resulta clave mantener un delicado equilibrio entre el control de costos y la oferta de experiencias positivas a los pacientes. Las estrategias encaminadas a reducir costos deben priorizar la salud del paciente y, al mismo tiempo, explorar posibles oportunidades de reducción de gastos.
Energía
La insistencia en la importancia del ahorro energético en la sanidad nunca será suficiente. Las instalaciones sanitarias, como hospitales y clínicas, consumen cantidades significativas de energía y agua para funcionar eficazmente. Dando prioridad al ahorro de energía, las organizaciones sanitarias pueden obtener varios beneficios. Los suministros como la electricidad, el agua y el gas, representan una parte sustancial de los gastos operativos de los centros sanitarios. La aplicación de medidas de eficiencia energética y la adopción de prácticas sostenibles pueden suponer un importante ahorro de costos con el tiempo. Este ahorro puede reorientarse hacia la mejora de la atención al paciente, la inversión en tecnologías médicas avanzadas o la ampliación de los servicios sanitarios.
Personal
Es un hecho claro que el personal sanitario desempeña un papel fundamental e indispensable para garantizar la prestación de una asistencia de alta calidad a los pacientes y el funcionamiento general del sistema sanitario.
Los profesionales sanitarios, incluidos médicos, enfermeros, técnicos, terapeutas y personal de apoyo, participan directamente en la atención al paciente. Disponen de los conocimientos, las habilidades y la experiencia necesarios para diagnosticar, tratar y gestionar diversas enfermedades. Su competencia, compasión y dedicación influyen significativamente en los resultados, la seguridad y la experiencia general del paciente.
Productos farmacéuticos
La industria médica se rige por estrictas normativas que garantizan un control y seguimiento minuciosos de la atención al paciente. Sin embargo, la regulación de los precios farmacéuticos presenta un desafío único. Este modelo descentralizado de fijación de precios revela a menudo importantes disparidades en los precios de los medicamentos entre países. Esta variación crea una oportunidad para que los distribuidores saquen provecho de la diferencia de precios y abre la posibilidad de llevar a cabo medidas de ahorro.
Equipamiento médico
En la atención sanitaria la optimización de costos depende en gran medida de minimizar los gastos relacionados con la adquisición y el mantenimiento de nuevos equipos. Para lograrlo, es fundamental dar prioridad a las alternativas a los equipos de un solo uso y centrarse en la reparación, el mantenimiento y el reprocesamiento de los equipos existentes siempre que sea posible. Evitando los equipos de un
solo uso, las organizaciones sanitarias pueden reducir significativamente los costos asociados a las sustituciones frecuentes. Un mantenimiento regular garantiza un rendimiento óptimo y ayuda a evitar la necesidad de costosas reparaciones o sustituciones a largo plazo.
Sostenibilidad
Este punto se refiere a la adopción de prácticas y estrategias que minimicen el impacto medioambiental, promuevan la responsabilidad social y garanticen la viabilidad económica a largo plazo dentro del sector sanitario. Abarca la conservación de recursos, la reducción de residuos, la eficiencia energética, la contratación responsable y el compromiso con la comunidad. La sanidad sostenible reconoce la conexión inherente entre nuestro bienestar y el medio ambiente y hace hincapié en acciones que promuevan la salud tanto de las personas como del planeta. La concentración mundial de CO2 fue de 417,2 ppm en 2022, lo que sugiere una concentración de 419,2 ppm en 2023. Esta estadística puede no parecer chocante. Pero en más de 800.000 años, la cifra nunca ha superado las 306 ppm.
En ERA contamos con un equipo de expertos con décadas de experiencia en el sector sanitario. Sean cuales sean sus ambiciones, nuestro equipo de especialistas puede ayudarle a mejorar sus procesos y su calidad mediante estrategias de reducción de costos prácticas y a largo plazo.