En algunos de los puertos asiáticos más importantes se están viviendo nuevos rebrotes de Covid-19, si a eso le sumamos el acaparamiento de fletes de China y los cuellos de botella, el resultado es que han aumentado considerablemente el precio de las mercancías, o incluso causado desabastecimiento en algunos casos. Todo esto ha llevado a muchas compañías a reorganizar su producción para mantener su volumen de ventas.
Especialmente fuera de Asia, la pandemia sigue dificultando las actividades de muchos negocios. La escasez de materias primas esenciales como el cobre, el plástico y los semiconductores afecta tanto a la construcción como a industrias muy relevantes como la química, entre otros. Y es que, esta falta de materias en unos sectores afecta a otros. Por ejemplo, el parón en la industria automovilística por los semiconductores afecta indirectamente a la industria química, pues parte de la pintura que se fabrica es para pintar vehículos.
El Covid-19 ha modificado muchos hábitos de los clientes: consumir más desde y en casa, usar más las plataformas digitales de e-commerce para realizar las compras habituales, y un sinfín de aplicaciones para realizar tareas comunes. El cliente no solo necesita que las empresas estén disponibles en cualquier momento, sino también en cualquier lugar. Esto exige que haya un stock constante, algo bastante complicado en ciertos sectores ahora mismo, sobre todo los que dependen de importaciones para fabricar sus productos.
Desde ERA proponemos transformar el transporte de mercancías, al igual que está pasando en otros muchos sectores y que va a ser la tónica en estos próximos años, hacia un sector más respetuoso con el medio ambiente y que, además, ayudará en un futuro a reducir estos problemas puntuales de desabastecimiento:
Aspectos a tener en cuenta:
- Los consumidores esperan cada vez soluciones más sostenibles medioambientalmente y eficientes en los costos. Por ello, la movilidad está evolucionando a ser un servicio, y no un activo, por lo que se ve cada vez con mejores ojos el tener que pagar por envíos, ya que los clientes lo entienden como algo que ofrece un negocio, al igual que cobra por los servicios o los productos que vende, también el transporte de mercancías se ve más como eso y no como una obligación intrínseca de la tienda en cada venta. También las opciones de comprar online e ir a la tienda física a recoger el pedido, hacen que el envío sea un servicio más “premium”.
- En cuanto a la oferta, existen ya varias alternativas a los combustibles fósiles; para los vehículos ligeros está la electrificación, para los pesados está en proceso el desarrollo del hidrógeno como sustituto, y el problema en este momento está en el transporte marítimo y aéreo. En estos casos, la solución más inmediata está siendo realizar más compras locales y cercanas, para no depender tanto de estos transportes.
Acciones: las empresas deberían revisar varias de las políticas ligadas al transporte como:
- Política de viajes: trabajar para incluir nuevas opciones de movilidad, envíos y entregas.
- Política de flotas: segmentar los distintos colectivos de la organización y de sus necesidades, definiendo y asignando los medios de transporte más adecuados a cada tipología. Planificar, si fuera necesario, la creación de infraestructuras de abastecimiento propias, es decir, de puntos de carga para esa nueva flota de vehículos que necesitará de puntos de recarga. Puede darse el caso de que el país no vaya al mismo ritmo al que necesitan las compañías.
- Política de coches: segmentar el perfil de los usuarios y definir los vehículos a utilizar y las modalidades adecuadas de contratación.
- Seguimiento de la legislación: hay que acatar cada legislación pertinente en materia de transporte sostenible, y obviamente invertir sabiamente las subvenciones que puedan surgir en esta materia, como se ha hecho en otros sectores, para seguir la estela de otros países en esta transformación.